La pandemia no ha sido impedimento para
aquellas personas apasionadas por su oficio, por el contrario, les ha permito
innovar ante los nuevos retos. Así lo hicieron Fernando Martínez Uribe,
indígena de la etnia Cubay y su esposa Ximena Hernández, quienes desde hace 10
años decidieron emprender.
Iniciaron con Sirios veterinaria, una
empresa que vende productos para mascotas, entre ellos los collares artesanales
para caninos y felinos. Durante la pandemia se formaron en el SENA para
fortalecer sus conocimientos en marroquinería, creación de empresa, formulación
de planes de negocio y apertura de nuevos mercados.
De allí nació su nueva idea de negocio
Kurami, una empresa en la que se venden artículos en cuero, cinturones;
zapatos, “su producto estrella”, bolsos y billeteras. “Cuando empezamos a
formarnos en el SENA teníamos claro que íbamos a aprender nuevas cosas, pero
que nunca perderíamos nuestra esencia, ante todo preservaríamos nuestra
cultura, nuestras tradiciones y costumbres artesanales e indígenas. Queríamos
conservar la tradición del tejido, los colores y, sobre todo, el concepto de
unidad y todo esto nos lo respetaron allí”, mencionó Fernando.
Para que sus productos tuviesen mayor acogida y
pudiesen llegar a todas las personas del sector, Fernando y Ximena decidieron
unir a los marroquineros de la zona y sacar una colección donde se presentara
arte rupestre cundinamarqués.
Digitalizaron los pictogramas y luego los pasaron por los telares para
poder tejerlos en mostacilla y ensamblarlos en los diferentes productos.
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